Desde el momento en que el café se tuesta, comienza a perder sus cualidades: aroma, sabor y frescura. Por eso, si quieres disfrutarlo de verdad, no basta con prepararlo bien: también es clave conservarlo correctamente en casa.
A continuación, te damos algunos consejos prácticos y simples para que tu café mantenga todo su carácter hasta el último sorbo.
- Usa un envase hermético
El café es muy sensible al oxígeno, la humedad, el calor y la luz. Estos factores aceleran su oxidación y deterioran su sabor. Para evitarlo, guárdalo siempre en un recipiente hermético, preferiblemente opaco o de acero inoxidable.
Evita dejarlo en su bolsa abierta o en frascos sin tapa. Un buen envase prolonga la frescura del café.
- Nunca lo guardes en la nevera si no es en un envase hermético, ya que el café es higroscópico, es decir, absorbe olores y humedad fácilmente, y en la nevera hay de todo: desde cebolla hasta restos de comida que, poco a poco, se transfieren al café.
Los cambios de temperatura al sacarlo y meterlo pueden generar condensación dentro del envase, afectando la calidad, por lo que es recomendable guardar en nevera o congelador las reservas o envases sin empezar. En su lugar también puedes elegir un lugar seco, fresco y oscuro, como un armario cerrado.
- Si es posible, compra solo lo que vayas a consumir en 2 o 4 semanas, y si lo haces en grano es la forma más recomendable, pues este retiene dentro de si de manera más eficiente los aceites esenciales como el aroma que tanto nos atrae (cafestol).
Una vez tostado el café no mejora con el tiempo, como el vino. Al contrario: cuanto más fresco, mejor. Lo ideal por tanto es comprar en pequeñas cantidades, según tu consumo habitual. Una buena referencia es adquirir lo justo para 2 a 4 semanas.
Esto aplica especialmente si compras café de especialidad, su pico de sabor suele estar en los primeros días o semanas después del tueste.
- Muele justo antes de prepararlo
Una vez molido, el café pierde sus cualidades rápidamente. Por eso, siempre que puedas, compra en grano y muele solo lo que necesites en el momento.
- Evita envases transparentes
Los frascos de cristal quedan bonitos en la cocina, sí, pero dejan pasar la luz. La exposición constante a la luz altera los aceites del grano y puede generar sabores planos o incluso desagradables.
Si ya usas un frasco de vidrio intenta opacarlo y guárdalo como te indicamos anteriormente.
Conservar bien tu café no requiere complicaciones: solo buenos hábitos y un poco de atención al detalle.
¡Un café bien almacenado mantiene su esencia y te garantiza una experiencia más rica, equilibrada y aromática en cada taza!